La Nacion Buenos Aires Argentina Por por Rafael Squirru
Una sensacional muestra muy bien montada de Odell, se despliega en las paredes del estudio de los arquitectos Carena, Palazzolo y Campos.
Los trabajos de Odell pertenecen a la estirpe del collage, de los ensamblajes, género plástico en que descuella.
Pero el aspecto distintivo de Odell y sus cajas transparentes de papeles superpuestos, animados cada tanto con un contundente grafismo, es el grado de inmaterialidad etérea que logra.
Por momentos nos parece estar mirando una nube que se desliza ante nuestra mirada con la majestad de lo inapresable, un deleite puro para el ojo inteligente que decida enamorarse frente a tanta belleza.
¿Es que tenemos derecho a exigirle a artistas como Odell que cumplan con los deberes de
promoción, que dediquen tiempo y energía para que estas maravillas sean más accesibles al gran público?
Mientras pueda conducirnos hasta sus muestras con algo de esotéricas, yo al menos le perdono la ausencia de ruido.
Esfuerzos como este parecen no dejar un gramo de energía para otras preocupaciones.
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